Recostada en la penumbra, mis pensamientos me persiguen; entro en delirio y tiemblo, como niña asustada frente a la orilla. Desearía saltar, regocijarme con el viento que me roza en la caída, adentrarme en las aguas profundas de tus labios, quemarme con el tacto más sutil, extraviarme en tu mirada y en tu sombra. Tiemblo y lloro, como si el mar se pudiera secar gastado por mis lágrimas, extasiándome en tu presencia y añorándote en tu ausencia.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home